Europa no quiere
Las poderosas herramientas de Europa para presionar a Estados Unidos en caso de escalada comercial
Las consecuencias Si la disputa con Trump se intensifica, la Unión Europea podría utilizar su influencia en sectores clave como energía, tecnología y comercia para contrarrestar las amenaza de Washington.

La guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea entra en una nueva fase de tensión. Donald Trump ha lanzado una nueva advertencia: si la UE colabora con Canadá para reducir su dependencia económica de EEUU, impondrá aranceles "a gran escala" para proteger lo que él considera su "mejor amigo".
Desde Bruselas, la respuesta es cautelosa. La UE no está dispuesta a entrar en una escalada de aranceles que afecte de forma directa su economía, pero es consciente de que tiene poderosas herramientas de presión a su disposición, más allá de las medidas comerciales.
Europa no quiere escalar, pero tiene recursos para presionar
Europa, con un PIB de 24,5 billones de dólares, es un mercado clave para las empresas estadounidenses, que dependen de él para una parte significativa de sus ingresos. Si se restringiera el acceso al mercado europeo, empresas como Apple, Tesla y Amazon sufrirían graves consecuencias.
La UE también influye en el sector energético, siendo el principal destino de las exportaciones de energía de EEUU. Un descenso en estas compras afectaría a la industria energética estadounidense. Además, gigantes tecnológicos como Meta, Google y Microsoft dependen de Europa, y cambios regulatorios podrían poner en peligro su rentabilidad.
Europa tiene influencia en el sector financiero, con empresas como Visa y Mastercard que podrían verse afectadas por nuevas normativas. En tecnología, la UE controla la exportación de maquinaria clave para la fabricación de microchips, lo que podría paralizar la producción de estos en EEUU.
También juega un papel crucial en el comercio global de materias primas y el transporte, y su influencia afecta la competitividad de las empresas estadounidenses.
Por último, Europa sigue siendo vital para la defensa de EEUU a través de la OTAN y el suministro de componentes clave para el armamento. Sin embargo, una tensión en la relación podría dificultar el acceso a estas capacidades.
¿Están sobre la mesa estas medidas?
Aunque la mayoría de estas medidas siguen siendo opciones, Europa está muy consciente de que la activación de alguna de ellas podría tener repercusiones negativas sobre su propia economía. Las sanciones o restricciones a las empresas estadounidenses también podrían afectar a las compañías europeas que dependen de las mismas cadenas de suministro globales. Sin embargo, el daño económico para EEUU podría ser mayor, lo que convierte a estas opciones en una herramienta de negociación potente.
El gran desafío radica en la necesidad de alcanzar un consenso entre los líderes de los 27 países miembros de la UE. La diversidad de intereses y prioridades dentro de la región hace que tomar decisiones unánimes sobre medidas tan drásticas sea un proceso largo y complejo.
Por ahora, Europa parece buscar la diplomacia y la negociación para evitar una escalada. Sin embargo, a medida que las amenazas de Trump se hacen más explícitas, la Unión Europea podría verse obligada a tomar decisiones difíciles en defensa de sus intereses económicos y estratégicos. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si la guerra comercial se intensifica aún más o si se encuentra una solución pacífica.