Arma política

Trump utiliza la geopolítica del petróleo para aislar a Venezuela: sanciona a quienes comercian con el país

El contexto
Al no poder aplicar más sanciones directas a Maduro, Trump castiga a las petroleras que operan en el país, dificultando aún más su acceso al mercado occidental.

Trump utiliza la geopolítica del petróleo para aislar a Venezuela: sanciona a quienes comercian con el país

La geopolítica del petróleo ha entrado en una nueva fase de tensión. La decisión de Donald Trump de revocar los permisos para exportar crudo venezolano no solo asfixia a Nicolás Maduro, sino que también impacta de lleno a las grandes petroleras que han operado en el país sudamericano.

Entre las afectadas están Chevron, donde BlackRock es el tercer mayor accionista, Global Oil, del multimillonario republicano Harry Sargeant III, y la española Repsol, que podría perder hasta 500 millones de euros por la medida.

Trump ha recurrido a una estrategia clásica: cuando no se pueden imponer más sanciones directas a un país, se castiga a quienes comercian con él. Así, Venezuela se encuentra cada vez más aislada del mercado occidental, dificultando su capacidad de vender petróleo y obtener ingresos.

Para Repsol, este es un nuevo episodio de turbulencias en América Latina. La petrolera ya sufrió un golpe en 2012, cuando el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner expropió su filial argentina YPF. Repsol la había adquirido en 1999 por 15.000 millones de dólares, pero tras un fuerte choque diplomático entre Argentina y España, el gobierno de Kirchner acordó pagar solo 5.000 millones en deuda pública.

La historia tomó otro giro en 2023, cuando un tribunal de Nueva York condenó a Argentina a indemnizar con 16.000 millones de dólares a los accionistas restantes de YPF, dejando a Repsol fuera de cualquier compensación adicional.

Ahora, con la prohibición de exportaciones desde Venezuela, Repsol y otras compañías enfrentan un dilema: salir del país perdiendo inversiones millonarias o desafiar la política de Washington y arriesgarse a sanciones.

El petróleo como arma política

La historia muestra que el petróleo ha sido utilizado como una herramienta de presión económica y política en diversas formas:

  • Embargos de los productores: En los años 70, la OPEP impuso un embargo petrolero contra los países que apoyaron a Israel en la Guerra del Yom Kippur. El precio del barril se cuadruplicó, provocando una crisis global con inflación descontrolada y recesión.
  • Guerra de precios entre productores: Arabia Saudí ha usado su dominio en el mercado petrolero para presionar a Rusia. En 2015, con el apoyo de Estados Unidos, inundó el mercado con crudo barato para debilitar a Moscú. En 2020, en plena pandemia, repitió la estrategia, desplomando los precios cuando la demanda ya era baja, lo que golpeó duramente la economía rusa.
  • Castigos a compradores: Rusia, por su parte, ha usado su petróleo para premiar o castigar países. Ucrania disfrutó de petróleo barato mientras estuvo alineado con Moscú, pero cuando se acercó a la Unión Europea, el Kremlin subió drásticamente los precios.
  • Restricción de ventas por parte de compradores: Esta es la estrategia que ahora aplica Trump contra Venezuela. Algo similar ocurrió en los años 90 con el programa "petróleo por alimentos", cuando la ONU limitó las exportaciones de crudo iraquí como sanción contra Sadam Huseín tras la invasión de Kuwait.

Trump y la nueva guerra energética

Con esta nueva ofensiva, Trump busca presionar aún más al régimen de Maduro y fortalecer su imagen de dureza ante el chavismo. Pero al mismo tiempo, su decisión genera un efecto dominó: golpea a petroleras occidentales, altera el equilibrio del mercado global y, dependiendo de cómo reaccionen otros actores como China o Rusia, podría reconfigurar los flujos de energía a nivel mundial.

La geopolítica del petróleo está más activa que nunca, y con Trump de vuelta en el centro del tablero, las reglas del juego podrían volver a cambiar radicalmente.