Un estudio realizado por la Universidad Miguel Herández de Elche ha revelado una cifra alarmante: uno de cada dos menores y adolescentes en España ha experimentado pensamientos suicidas, llegando a sentir que si vida no merece la pena. Además, dos de cada diez han reconocido haber intentado quitarse la vida. Según las estadísticas del INE, 87 jóvenes menores de 19 años lo lograron en 2023, una cifra que ha permanecido constante desde 2018, con un leve descenso durante la pandemia.

¿Por qué se suicidaron? Aunque las causas son múltiples y complejas, en general, estos jóvenes comparten una sensación de desesperanza que les lleva a cuestionar el valor de sus vidas. No existe una única razón que explique estas cifras, ya que a menudo se deben a la confluencia de varios factores.

El estudio también pone de manifiesto una crisis en la salud mental de los jóvenes. Un 5% de los menores sufre de una depresión clara, y casi el 10% está en riesgo de desarrollarla. Además, un porcentaje similar de adolescentes tiene pensamientos negativos persistentes que les generan malestar emocional.

Otro de los hallazgos importantes es que los mecanismos emocionales que permiten a los jóvenes afrontar los desafíos de la vida están deteriorándose en una parte significativa de ellos. Factores como la baja autoestima y la incapacidad de regular las emociones son especialmente preocupantes en las chicas, quienes tienden a ser más autoexigentes y vulnerables a las presiones externas. Mientras los chicos suelen distraerse con actividades lúdicas, las chicas muestran una mayor preocupación por su imagen y el deseo de agradar a los demás, lo que las hace más susceptibles a la comparación constante que imponen las redes sociales.

¿Cómo se soluciona esto? Los padres deberían procurar dar una educación emocional a los hijos. En los colegios, debería haber más de un psicólogo. Y en los hospitales, en las áreas de salud mental, dado que han aumentado los problemas, deberían aumentar el número de plazas para ser atendidos