Se confiesa en 'Lo de Évole'

Juan y Medio no olvida lo que decían ciertos periodistas en los inicios de su programa en Canal Sur: "Van viejos verdes y viudas cachondas"

"Era una transgresión que la abuela se enamorase": Juan y Medio habla en lo de Évole sobre las dificultades que tuvo su programa en Canal Sur para conseguir invitados en sus inicios debido a las 'malas lenguas'.

Juan y Medio no olvida lo que decían ciertos periodistas en los inicios de su programa en Canal Sur: "Van viejos verdes y viudas cachondas"

Cuando el revolucionario programa de Juan y Medio empezó en Canal Sur, pocos eran los que le otorgaban el valor de servicio social que en la actualidad todo el mundo reconoce que tiene y eso es algo que marcó al popular presentador. Así se lo hace saber a Jordi Évole en 'Lo de Évole'. "Decían que es un programa al que van los viejos verdes y las viudas cachondas. Eso lo tengo yo escrito por periodistas de renombre nacional", recalca acompañándose de pequeños golpes en la barra de bar en la que se desarrolla esta entrevista. "Lo tengo guardado", asegura.

"Se veía como una transgresión que la abuela se enamorase. Era ridículo, era avergonzante. ¿La abuela tiene una ilusión con un señor? ¿El abuelo ha comprado un ramo de flores?", lamenta. Todo ello hacía que fuera "muy difícil" que quienes querían encontrar el amor (o una compañía) a una avanzada edad se decidiera a llamar a 'La tarde, aquí y ahora'.

Sin embargo, son muchos quienes se sienten atosigados por esa soledad. "Hay un filtro que todos cumplen: si han venido, están desesperados. Nadie viene por gusto. Un porcentaje muy pequeño vienen a que les vean en la tele. La inmensa mayoría viene pensando que le van a criticar, 'vete tú a saber lo que piensan mis hijos, vete tú a saber lo que va a decir aquella que siempre me pone verde'", narra Juan y Medio poniéndose en la piel de los ancianos que deciden acudir al programa.

Las situaciones personales de cada uno de ellos le conmueven. "Hay gente que no puede hablar porque se ahoga en sus lágrimas al recordar a la persona que se le fue. Se ahogan de lo que para ellos suponen las noches. La noche es tremenda, es inacabable. Y no tienen a quién quejarse, porque el de al lado está igual".

Una situación que se agrava especialmente en el caso de los hombres, que tienden a vivir en soledad con estos sentimientos. "Los hombres no visitan a los hombres. Las mujeres, entre ellas, sí, porque la mujer, a lo largo de la vida, crea un tejido humano en el barrio, en la casa, con los niños. El hombre, no. El hombre va a trabajar y vuelve. Es muy simple, muy limitado. Emocional y sentimentalmente, la mujer es mucho más rica, en mi opinión", desvela quien es ya todo un experto en asuntos de la tercera edad.