Era el nombre que todos pensaban y nadie decía. Sabíamos que sería del PP, sabíamos que llegaba justito a presentar candidatura y sabíamos que contaba con el apoyo de los suyos.

Porque aunque en el mismo acto en el que Rajoy habló de lo bien que Cañete lo había hecho en Europa, nunca ha hecho caso a los guiños.

Pero al final, le ha tocado. El PP lleva desde enero jugando al juego del candidato. Al final, las pistas, lo han dejado claro, su nombre siempre estuvo en el bombo y al final le ha tocado.

Curiosa también la manera de anunciarlo, porque tras tanto misterio sus compañeros van y le aplauden dos horas y media antes de que fuera oficial.

Un cachondeo que al final, entre felicitaciones y aplausos, casi les cuesta un disgusto, pero a doce días de que acabara el plazo, por fin, han dado un nombre.