En España hay 1.800 puntos de muestreo de agua. Se realizan controles continuamente a fin de mantener el agua adecuadamente limpia.

Estas inspecciones se ejecutan especialmente en playas que tienen izada la bandera azul, señal que indica el excelente servicio que ofrece esa zona costera. Muchos turistas buscan las playas con bandera azul para asegurar la calidad de sus vacaciones.

Por ello, para obtener ese galardón de excelencia se deben cumplir una serie de requisitos. A destacar: La existencia de información y educación medioambiental, accesos fáciles y seguros, que haya socorristas disponibles y no permitir llevar a los perros sueltos, entre otras normas.

Una vez al año se hacen inspecciones para renovar este distintivo. Bastaría con que no se cumpliera uno de los criterios establecidos para quitarle la bandera azul.

Sin embargo, los ecologistas denuncian que no es recomendable fiarse siempre de las playas que han obtenido la bandera azul. Razonan su argumento poniendo de ejemplo la playa de Socher, en Cádiz, a quien acaban de conceder su particular bandera negra.

En este playa se vierten al mar agua sin depurar o muy mal depurada. Sin embargo, no sólo se permite el acceso a ella sino que, además, tiene una bandera azul.

Esta situación choca con la medida de prohibición que mantiene la Xunta de Galicia para acceder a la playa de Laño, en Poio, Pontevedra, por un vertido de aguas fecales de origen desconocido.

La restricción ha generado la controversia entre el alcalde, los vecinos y comerciantes de la localidad. Denuncian que esta medida afectará gravemente al beneficio económico que suele producir la playa durante los meses de verano gracias al turismo.

También en la playa de Carranza, en Ferrol, un atasco en la red de sumideros provocó el cierre de esta zona durante 24 horas. Finalmente volvió a reabrirse.