Victoria Rosell, diputada de Unidas Podemos y jueza, ha asegurado que el fallo del Tribunal Supremo supone "la constatación de que había una brecha grande entre la ciudadanía y la justicia con mucho prejuicio machista venía diciendo en algunas de sus sentencias".
Se trata de "defender la honra como en el siglo pasado", ha asegurado. Respecto a ello, Rosell ha determinado que "había intimidación que impedía hablar de jolgorio" y que gracias a este fallo del Supremo "hay un acercamiento y un cierto control de la justicia que no es ninguna anomalía sino algo bueno para la democracia".
La diputada ha apuntado que "ha habido casos que ponían difícil pedir a una mujer que denunciase" un caso de este tipo, lo primero, dice, "por la actuación del entorno del acusado" de juzgar a la víctima: "Eres víctima del delito y después del proceso judicial".
Por ello, ha llamado a "revisar los medios": "Qué hacemos durante el procedimiento, qué mensajes hacemos llegar a las posibles víctimas y si una se fiaría de luchar contra todo esto".
Rosell se ha preguntado que "si te rodean cinco hombres en el portal y te piden el bolso alguien duda de si hay intimidación o si es solo en los delitos machistas".
La diputada ha asegurado que le parece una falta de respeto que se plantee que el Tribunal Supremo ha podido dictar el fallo "por cuatro manifestaciones", tal y como ha alegado la defensa de los miembros de 'La Manada'.
"Yo creo que algunos abogados deberían separar un poco la defensa mediática de la defensa jurídica", ha asegurado: "Somos muchas juezas las que reclamamos una mejor perspectiva de género y no hay derecho a decir que el Tribunal Supremo prevarica".
"No hacía falta cambiar el código penal para condenar en este caso por violación: hay diez penetraciones anales, bucales y vaginales, hay actos punibles que te siguen saliendo gratis por lo que creo que incluso podría haber sido una pena superior", ha añadido.
Rosell asegura que en este caso no era necesario modificar el código penal, alegando que en realidad solo hacia falta "una manera de interpretar las leyes un poco más favorable a esa perpectiva de género que reclamamos menos dominada por el machismo", aunque si que llama a su futura modificación para "cambiar todo el sesgo machista poniendo el acento en la línea del Convenio de Estambul".