Esposado, pero con la cabeza bien alta e incluso esbozando una leve sonrisa. Así se dirige Charles Manson en 1971 al juicio por el asesinato, dos años antes, de siete personas.
Y así comienza una leyenda, la de uno de los asesinos más crueles de la historia. Justo detrás de él, sus seguidores, su "familia", los miembros de la secta que creó tras salir de prisión en el 67.
Los mismos que, acatando sus órdenes, cometieron todos los crímenes. Y es que los años 60 terminaron de forma abrupta la madrugada del 8 de agosto de 1969.
Cuando a esta casa, el 10.050 de Cielo Drive en Los Ángeles, llegaron Susan Atkins, Patricia Krenwinkel, Tex Watson y Linda Kasabian. Todos en la veintena y todos seguidores de Manson.
¿Su objetivo? Matar a todas las personas que estuvieran dentro. Y lo cumplieron, acabaron con la vida de Sharon Tate y Jay Sebring.
A la mujer, embarazada de ocho meses en el momento de su asesinato, le asestaron 16 puñaladas. Era la esposa del conocido director de cine Roman Polanski, y la casa de Cielo Drive, el domicilio de ambos.
Polanski esa noche no estaba en la casa, pero otras cuatro personas sí que se encontraban allí, acompañando a Sharon. A ellos también los asesinaron.
Fueron las primeras víctimas de los seguidores de Manson, pero no las últimas. Apenas 24 horas después y a 16 kilómetros de distancia, en el distrito montañoso de Los Feliz, RoseMary y Leno Labianca, sufrían el mismo final en el interior de esta casa.
En esta ocasión, Charles Manson sí que se desplazó al lugar del crimen junto a sus adeptos, pero se limitó a atar a la pareja para dejar el trabajo sucio a Patricia Krenwinkle y Leslie Van Houten, una de sus nuevas seguidoras.
Así, los años setenta comenzaban con Manson siendo el líder de una secta y el autor intelectual de siete asesinatos. Definido por los psicólogos como un psicópata capaz de todo, llegó a utilizar una canción de los Beatles para incitar a una guerra racial entre blancos y negros.
Guerra que según él, había motivado los siete asesinatos por los que fue condenado a pena de muerte, que se conmutó después por la cadena perpetua.
Allí, en prisión trató de reflotar su carrera musical, totalmente infructuosa, pero que dejó alguna canción. El 19 de noviembre de 2017, murió en prisión, y ahora, 50 años después de los terribles crímenes, con Manson muerto, en la cárcel sólo quedan sus seguidores.
Los miembros de su "familia", esos que sujetaron los cuchillos y cometieron los asesinatos.
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