Una semana después del comienzo del juicio por la muerte de la pequeña Sara en agosto de 2017 hemos oído por primera vez a los sanitarios y policías que acudieron al aviso.
La enfermera que atendió a la pequeña ha asegurado que le "llamó la atención la cara morada que tenía, y que tenía las uñas levantadas": "Era sangre fresca, era reciente".
Todos coinciden en la inusual reacción de los acusados: "Me esperaba encontrarme histeria, pero fue una normalidad no usual", declaraba uno de los policías. Otro de ellos también aseguraba que tras "39 años en la Policía", le "sorprendió mucho su actitud defendiendo a Roberto, declarando con una frialdad que me sorprendió muchísimo". Ambos hablan de Davinia, la madre de Sara, y de Roberto, su pareja.
Ellos ya han declarado por la muerte de la menor, que tenía solo cuatro años y que según la autopsia murió tras recibir varios golpes en la cabezay ser previamente violada.
Presuntamente lo hizo Roberto, quien en la segunda sesión del juicio declaraba nervioso, con la voz entrecortada y defendiendo en todo momento su inocencia: "No he intervenido en ninguna lesión. Nunca he pegado a Sara y jamás lo haría", declaraba el acusado. Una versión totalmente opuesta a la de la Fiscalía, que mantiene que él es el autor material de la muerte de Sara, ya que "siempre que la niña tiene lesiones ha habido un contacto con el acusado".
La mañana de 2 de agosto de 2017 los servicios de emergencias acudieron a la casa de Sara. Roberto era el único adulto que se encontraba ahí en ese momento; según él, llegó a casa, levantó la persiana y vio que la pequeña "estaba inerte, con un brazo colgando".
Tras ello, trasladaron a la menor al hospital con un traumatismo craneoencefálico. Al día siguiente falleció y Roberto fue detenido. Tal y como él mismo declaró "se interrumpió la declaración porque encontraron que la niña había sufrido una agresión sexual".
Eso es lo que más sorprendió a Davinia, la madre de la menor, que según ha declarado "no daba crédito": "Lo que ha tenido que sufrir mi niña... ", declaraba entre llantos y aparentemente afectada: "Ni se me pasó por al cabeza que (Roberto) hubiese tenido algo que ver"; pero la Fiscalía no tiene dudas de que Davinia era conocedora de la situación: "Alrededor saltan todas las alarmas. Ella lo sabe y se le manifiesta esa alarma, pero sigue igual".
Las alarmas saltaron principalmente por las lesiones que los sanitarios vieron en la niña. "Desde parte superior a inferior de nalgas estaba llena de hematomas", declaraba una de las sanitarias. Afirmaciones que eran corroboradas por otro de los médicos: "Era claramente una marca de una mano, no de un niño que se cae".
Siguiendo el protocolo denunciaron que Sara sufría malos tratos, aunque su madre le quitaba importancia: "No eran tan espectacular, eran chiquitines", afirmaba la madre en el juicio. Incluso los Servicios Sociales estaba estudiando su caso, y el mismo día en que Sara estaba en el Hopital, tenían previsto hacerse cargo de las niñas.
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Fue la última paliza que presuntamente Sara recibió de manos de Roberto la que le hizo perder la vida. Ahora, ambos se enfrentan a una pena de prisión permanente revisable por diferentes delitos de malos tratos, violación, abandono familiar y asesinato.