Los menores que, presuntamente, han asesinado a su madre en Castro-Urdiales no actuaron de forma premeditada. Así lo ha confirmado el periodista de Okdiario Ángel Moya, que ha asegurado que los menores estaban sometidos a una educación extremadamente estricta y que fue precisamente una discusión por las notas lo que desencadenó en la agresión moral.
Los vecinos de la urbanización escucharon los gritos y golpes provenientes del momento del crimen, pero no le dieron importancia porque pensaron que se trataba de una bronca más dentro de la familia, que al parecer tenía una educación muy estricta con los menores.
El joven ha declarado a la Guardia Civil que la madre le cogió del cuello tras discutir por las notas, y fue entonces cuando la agredió. En Fiscalía aumentó el relato y explicó que el maltrato era habitual, si bien la Guardia Civil no tiene ningún testimonio que apunte a los supuestos moratones con los que los menores acudían a clase ni a denuncias por malos tratos.
Lo cierto es que tras el crimen, en el que el hermano mayor asestó 20 puñaladas a su madre, los dos menores acudieron a tomarse un ColaCao con unas palmeras de chocolate.
"Es todo improvisado. Bajan el cadáver porque lo quieren quitar de ahí pero lo meten en el coche. Piensan que se les podía ir el coche mientras lo manipulaban", ha explicado el periodista, que ha narrado que tiraron el teléfono de la madre a un parque cercano. "Cogen el teléfono a la abuela, pero luego no quieren hablar con nadie más y se deshacen de él", ha indicado.
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