Tres de cada diez personas sufren alguna molestia en el estómago en algún momento de la semana. Uno de los problemas digestivos más extendidos es la acidez: un dolor o sensación de ardor que sube desde la boca del estómago, un trastorno que está muy relacionado con el estilo de vida, pero también con lo que comemos.
Las causas tras el ardor son muchas: son más susceptibles de padecerla quienes tienen una hernia de hiato u obesidad, pero también son factores de riesgo el consumo de alcohol y tabaco, el estrés, el embarazo, hacer ejercicio justo después de comer y las comidas copiosas.
Sobre todo, existen alimentos más proclives a causarnos acidez. El nutricionista de Más Vale Comer, Luis Alberto Zamora, señala que los cítricos (naranjas, limones, pomelos...) o el picante nos pueden dar acidez, pero también el chocolate, que es un irritante, la cebolla y los pimientos.
Pese a lo que podría parecer, la menta también puede generar acidez en las personas más propensas a sufrirla. Por otro lado, los calamares son un alimento que reúne todas las condiciones para provocar acidez, ya que son ricos en grasas, pero además se suelen comer rebozados y fritos.
Además, si sufrimos ardor de estómago, es importante evitar las bebidas ácidas, como zumo de naranja, café, vinagre y refrescos.
Alimentos contra el ardor
Sin embargo, existen alimentos que nos pueden ayudar a calmar la acidez, como la avena. El jengibre natural, rallado o en infusión, además de combatir la acidez también facilita la digestión.
Por su parte, el potasio contenido en el plátano también neutraliza los ácidos. Las manzanas, por su parte, son quizá el antiácido natural más eficaz, explica el nutricionista del programa.
Asimismo, las almendras -al contrario que las nueces y castañas- ayudan a calmar la acidez: cuatro almendras naturales sin sal y sin tostar después de comer pueden ayudar a las personas propensas a sufrir acidez a prevenir que aparezca.
Riesgos de la acidez
Tener acidez de estómago, si no se vigila, puede convertirse en un problema mayor, ya que puede causar una estenosis (tras quemarse el esófago, este se estrecha al cicatrizar) y en última instancia, si no se pone remedio, puede incluso causar un cáncer de esófago.
Otro riesgo es que se confunda el ardor con otro trastorno: la gastritis. Ambos comparten síntomas como los vómitos o náuseas, pero no son lo mismo.
Mientras que la acidez se produce cuando el ácido del estómago sale al esófago y llega hasta la garganta, produciendo una sensación de quemazón, un dolor en la parte superior del abdomen puede ser síntoma de una gastritis, una inflamación de la pared interna del estómago.
La gastritis a menudo está causada por bacterias, e incluso puede conllevar vómitos con sangre si ha llegado a formarse una úlcera. Una gastritis que no se cuida puede acabar por derivar en un cáncer estomacal.
Las señales de alerta ante las que hay que acudir al médico son si nos cuesta tragar, si perdemos peso debido a la frecuencia de los vómitos y la falta de apetito o si los vómitos no cesan.
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