El 90% de los ictus se pueden evitar, y en ello es determinante la alimentación. Luis Alberto Zamora ha desvelado en Más Vale Tarde los alimentos que deben ir en la cesta de la compra para liberar las arterias.
Un ejemplo es el tomate, las zanahorias o la col, que contienen licopeno, un gran antioxidante que evita que se oxide el interior de la sangre.
También el omega 3, que es antinflamatorio, ya que cuando las arterias se inflaman se hacen más estrechas y es más sencillo sufrir una obstrucción. El salmón, las nueces o una lata de sardinas podrían ayudar.
Por último, el potasio es hipertensivo. Cuanta más tensión hay en esa arteria es más fácil que se rompa, por lo que los plátanos o los pistachos ayudarán a prevenir los ictus.
Fundamentalmente, existen dos tipos de ictus: el 80% de ellos son causados por un tapón en la arteria, que impide que llegue la sangre al cerebro. Por eso, el omega 3 o el licopeno favorecen que ese trombo no llegue a formarse.
Hay otro tipo de ictus que es el hemorrágico, más peligroso, causado por la ruptura de una arteria. Es el que peor pronóstico tiene porque la sangre se expande por el cerebro y es más complejo tratarlo. Por ello es peligroso tomar aspirina si se sienten los síntomas de un ictus: en el primer caso ayudaría a la disolución del trombo, pero en el segundo empeoraría la situación del paciente.
La alimentación ayuda a recuperarse y a prevenir un ictus, pero no es el único factor que afecta. La hipertensión, la obesidad, la diabetes o el tabaco son algunos de los factores que intervienen, además del factor genético, la edad y ser hombre.
Además, la alimentación también puede prevenir la repetición de un ictus. Las carnes grasas, las bebidas azucaradas, los quesos, los embutidos o la sal, son algunos de los alimentos que más perjudican.
También hay que tener en cuenta algunos medicamentos. En caso de tomar sintrón, uno de los anticoagulantes más habituales, es importante la cantidad de vitamina K que se ingiere, ya que ésta realiza el efecto contrario. Las acelgas, el perejil o las espinacas son algunos de los alimentos que contienen gran cantidad de este nutriente.