'MVT en Acción'

MVT en Acción, en el Carnaval de Tenerife con la Policía: "Tomarte esas 4 pastillas de éxtasis te puede mandar al hospital"

El contexto Nos empotramos en una unidad especial de orden público de la Policía Nacional en la noche grande del Carnaval de Santa Cruz, el segundo más importante del mundo. En total, 600 agentes, muchos venidos de fuera de la isla, han sido desplegados para que la fiesta trascurra "en paz".

MVT en Acción, en el Carnaval de Tenerife con la Policía: "Tomarte esas 4 pastillas de éxtasis te puede mandar al hospital"

Son una de las unidades de la Policía Nacional especialmente entrenadas para mantener el orden público, la UPR, especialistas en prevención y reacción si las cosas se ponen feas. Es lunes de carnaval en Tenerife, y en la furgoneta del inspector al mando, la 'Azor 20' hay dos asientos reservados para un equipo de laSexta.

Tras cargar en el vehículo el material necesario en caso de tener que actuar, cascos y armas largas, y un breve brieafing, nos indican que podemos subir a bordo. El convoy formado por dos subgrupos, en total, unos 30 policías, que encabezamos, se encamina a un punto específico, la última parada del tranvía, en la plaza de La Paz, a sólo unos metros de donde se va a producir la gran aglomeración de público, "nuestro objetivo aquí es hacer cacheos a la gente que llega en este medio de transporte para asegurarnos de que no llevan encima droga ni objetos prohibidos", remarca el inspector.

Para ayudarlos en su trabajo, esta noche cuentan con la ayuda de los guías caninos de la Policía Local, un par de perros cuyo entrenado olfato constatamos tras llegar la primera oleada de gente. En cuanto los canes se meten entre la multitud, empiezan las intervenciones, 1 cada 4 minutos.

La cocaína, el éxtasis, el hachís y la marihuana es lo más habitual. Aunque de primeras muchos niegan portar estas drogas, el cacheo termina por descubrirlos. Especialmente llamativo resulta el caso de un joven que lleva "3 ó 4" pastillas de MDMA, más conocido como éxtasis, "me las han regalado. Es la primera vez que las voy a consumir" a lo que uno de los policías le responde "tomarte 4 pastillas esta noche te puede mandar directamente al hospital".

Algunos de los asistentes, sorprendidos por la presencia policial, deciden deshacerse de la droga que llevan encima y de los objetos prohibidos arrojándolos al suelo. Así es como los agentes descubren un bote de "Popper" listo para consumir, un cuchillo y numerosas dosis de marihuana.

Pero no todo lo intervenido es droga, "yo soy sincero, lo que llevo son tres viagras" asegura un joven procedente de Cádiz "es que soy impotente y me las han recetado. Sólo quiero pasármelo bien", una explicación que no convence a los policías quienes ante la ausencia de la receta, deciden intervenirlas.

La noche continúa y entra en las horas más críticas "cuanto más tarde es, más probabilidades de peleas". En el furgón de mando, al que siguen otros dos vehículos más, nos dirigimos a un punto específico del perímetro de seguridad, el que el grupo de la UPR al que acompañamos, los "azores", tienen asignado.

En columna de "a dos", los agentes penetran en la masa no sin antes advertirnos que estemos muy atentos a cualquier lanzamiento de objetos, especialmente botellas, que pueda producirse. Junto a ellos bordeamos las calles adyacentes a las plazas donde se concentra la multitud.

Cualquier movimiento, gesto sospechoso, o conato de pelea es suficiente para que reaccionen rompiendo la columna y marcando rápidamente un perímetro de seguridad como ocurre cuando el perfil de dos jóvenes les resulta "raro" y proceden a su identificación en cuestión de segundos.

Durante la incursión, los "azores" de la UPR sorprenden a un individuo consumiendo droga en la puerta de un garaje por lo que rápidamente se la incautan y levantan la correspondiente propuesta de sanción, "esta es una zona caliente de consumo", apuntilla uno de los policías.

Minutos después, un joven descarga su "rabia" a base de patadas contra una persiana "es que le ha robado la cartera y están enrabietados", nos aclara uno de los policías que trata de contener a la víctima y a un amigo, "hemos echado a correr detrás de ellos, son ellos, son ellos", gritan los jóvenes a sólo unos metros de los supuestos ladrones.

El servicio concluye a las 7:30 h de la mañana, ya con el sol fuera. El inspector calcula que en toda la noche pueden haberse producido unas 50 incautaciones de estupefacientes y objetos prohibidos, además de un detenido por tráfico de drogas que ha realizado uno de los subgrupos de la UPR en el intercambiador de autobuses.