Persecución a contrabandistas
MVT en Acción, dentro de la lucha contra el narco: "Si no llegamos a frenar los pasamos por encima"
Desde dentro Acompañamos durante una noche a cuerpo armado de Hacienda en Algeciras, un punto caliente del narcotráfico de hachís y cocaína y el contrabando de tabaco. Solo 14 kilómetros separan esta zona de España de Marruecos
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Es medianoche en el puerto de Algeciras. Todo está listo para que embarquemos junto a cuatro funcionarios de Vigilancia Aduanera en la 'Colimbo 2', una de las embarcaciones con las que combaten a narcotraficantes y contrabandistas de tabaco.
Van armados y tienen potestad para poder detener a alguien en caso de ser necesario. En el agua tienen las mismas competencias que la Guardia Civil en la lucha contra el narco, aunque gozan de mucho menos reconocimiento, lo que no les impide dar el 100% cada vez que se adentran en el mar.
"Aquí sabemos cuándo salimos, pero no cuándo volvemos", nos dice uno de los agentes. "Porque cuando se inicia una persecución, no sabemos hasta dónde nos pueden llevar", remacha. En este momento aún desconocemos que la de esta noche durará más de una hora y revolucionará nuestras pulsaciones en cuestión de segundos.
Hasta llegar a ese punto, tenemos que salir de la bahía, momento en el que nos piden que apaguemos la antorcha de la cámara, aunque uno de los funcionarios nos advierte: los traficantes "tienen medios infinitos: cámaras, radares en edificios y hasta drones". "Ahora mismo todo Algeciras y todo el Estrecho sabe que estamos saliendo gracias a sus 'aguadores'", explica.
No desvelaremos sus nombres, llevan sus rostros cubiertos por pasamontañas por motivos de seguridad, e incluso nos piden que les distorsionemos la voz. Esta noche perseguirán a los delincuentes que mañana por la mañana pueden encontrarse en el supermercado, o, quién sabe, puede que sean sus propios vecinos.
El jefe de la embarcación dirige la patrullera hacia Málaga y el mar de Alborán, hasta llegar a un punto caliente para las narcolanchas. "Antes podían cruzar de Marruecos a España en cuestión de minutos en línea recta, ahora la presión sobre ellos ha hecho que ramifiquen sus rutas, desde Huelva hasta Almería, y pueden pasar días e incluso semanas en alta mar hasta que no lo tengan claro", explica.
Pasan los minutos, las horas y el radar marca posibles objetivos ('ecos', en su argot). La mayoría terminan siendo buques mercantes o pesqueros, falsas alarmas. El jefe decide acercarse a la costa, cuando salta un nuevo objetivo. Por el tamaño y la posición creen que puede tratarse de una 'goma' (zodiac), no de hachís, sino de tabaco cargado en Gibraltar que pretenden meter en España. Sin levantar la vista del radar, nos aproximamos al objetivo y los funcionarios confirman que efectivamente se trata de una 'goma' cargada de tabaco.
Nos advierten y nos piden que nos agarremos bien porque "vienen curvas"; les "echan el foco" y empieza la persecución. Acorralados, los contrabandistas buscan refugio entre los pilones de un puente. Saben que ni nosotros ni la otra patrullera de Vigilancia Aduanera, la 'Fénix', pueden entrar debido a sus dimensiones, por lo que solo nos queda esperar.
"Ellos están ahora mismo nerviosos", nos dice uno de los policías. Tienen muy complicado el alijo, por lo que van a intentar volver al cargadero de Gibraltar. Si pierden la carga la tienen que pagar ellos. Los contrabandistas están a solo de unos metros de nosotros cuando, de repente, aparecen otras dos embarcaciones. "Vienen a ayudar a escapar a la que lleva la carga, para lo que tienen que distraernos", explica.
Se cruzan entre ellas y salen en diferentes direcciones. Sin apenas luz, nos resulta muy complicado saber cuál es la que lleva el tabaco, que termina escapando y metiéndose en el río Palmones, un lugar donde los contrabandistas se sienten seguros. "Ellos son muy hábiles y temerarios, sus embarcaciones viran mejor que las nuestras y tienen más maniobrabilidad. Son los futuros pilotos de las narcolanchas, si no llegamos a frenar, los pasamos por encima", explican los agentes.
La noche termina volviendo a la base. Hoy han escapado, pero el acecho de las patrulleras de Vigilancia Aduanera ha hecho que no hayan podido meter en España toda la mercancía que pretendían.