Sin quitar los ojos de la pantalla, Ana Botella siguió minuto a minuto la limpieza de las calles de Madrid. También estuvo con los trabajadores a pie de calle. Muy criticada por su indumentaria, abrigo de bisón y tacones. La alcaldesa de Madrid se subió al camión y dio las gracias a todo el personal.
Hoy Madrid ya olía mejor. Está más limpio después de 13 días de huelga en los que las calles de la capital se convirtieron en vertederos improvisados. Las víctimas, dice Ana Botella, han sido los madrileños
"Los madrileños no pueden volver a ser los rehenes de un conflicto como el que se ha vivido", explicaba la regidora popular. Un conflicto laboral que ponía en la calle a 1.300 trabajadores de la limpieza y que se ha solventado sin un sólo despido. Todo gracias, según la alcaldesa, a la reforma laboral del Gobierno. "La reforma laboral ha permitido a las concesionarias reducir costes laborales sin recurrir a despidos".
A pesar del final feliz para los trabajadores Botella no piensa dejarlo aquí. Seguirá adelante con la demanda a la empresa de limpieza y propone un cambio en la Ley de Huelga, que considera obsoleta.
"Es necesario abordar las normas que regulan el derecho de huelga, insuficientes, que se rige por un Real Decreto del año 1977, anterior a la Constitución, e insisto, obsoleto", aseveraba la alcaldesa de Madrid.
Una amenaza más que una propuesta para Izquierda Unida. Para la oposición, antes de proponer el cambio de la ley y echar la culpa a los trabajadores, Ana Botella debe reflexionar sobre la gestión que hizo de la huelga. Cayo Lara explicaba que "hay demasiada genete dentro del partido popular, dándole vueltas a intentar cargarse el derecho a huelga".
La huelga ha costado según cálculos del Ayuntamiento, medio millón de euros, entre daños al patrimonio, horas extras de los policías y contrataciones. Aunque la alcaldesa lo ha negado al asegurar que "ni un euro del coste de la huelga saldrá del bolsillo de los madrileños".
Así es su interior
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En la visita se pueden ver los distintos espacios del búnker, desde donde se refugiaban hasta la zona hospitalaria compuesta por la zona de curas, el botiquín y el quirófano, que ejercía a su vez de paritorio. Durante el recorrido, también se ve material quirúrgico de la época.