La ministra Ana MAto no tiene suerte con algunas de sus declaraciones. Mucho antes de adquirir la cartera de su ministerio, ya se enemistó con los andaluces al decir que gran parte de los niños de la comunidad eran "analfabetos". La locutora le avisó, pero ella insitía, "es que es verdad", afirmaba.

Ante tales declaraciones, los insultos llegaron. Manuel Chávez afirmó al respecto que se trataba de "un grave insulto" con propósito de ofender, e incluso José Luís Rodríguez Zapatero pidió respeto para los pequeños y sus padres.

Con la misma falicidad con la que lo soltó, se retractó, expresó que no quiso decir eso, "todo el mundo sabe que afortunadamente en el siglo XXI no hay analfabetismo en España".

Aveces es mejor decir las cosas tal y como son. Sobre una víctima de violencia machista, un comunicado afirmaba lo siguiente: "La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, condena el último caso mortal por violencia en el entorno familiar ocurrido en Roquetas, Almería". 

Ante tal expresión, una vez más Ana Mato se volvió a retractar ante las críticas que recibió por eludir la palabra acertada, "violencia de género, violencia doméstica, da igual, es un asesinato".

"El problema de Ana Mato es que no es capaz de resumir lo que es opinión e información y decirlo de forma clara y concisa", detalla un experto. 

Ella misma también intentó enriquecer las costumbres españolas al decir que la privatización de la sanidad es una tradición en la sanidad pública

Los deslices los tiene al hablar tanto de trabajo como de su vida familiar, "no me consta" dijo sobre el regalo de un Jaguar por parte de la trama Gürtel.