El árbol de Gernika está en peligro. Desde lejos apenas se aprecia, más allá de que vive un otoño adelantado. Pero, por dentro, se encuentra muy débil. Sus raíces se ahogan. Los vecinos aseguran que no es por falta de cuidado. "Mimos no le faltan", señala una vecina de la localidad de Guernika y Luno.

Las pruebas realizadas descartan que tenga las enfermedades por hongos que mataron al anterior roble. Sí, el árbol tiene sus médicos de referencia, todos pertenecientes a la Sanidad pública. En concreto, de la Casa de Juntas y de la Universidad del País Vasco. Sin embargo, en los últimos días le han brotado cuidadores.

"vengo todos los días. Cuando me enteré no daba crédito, he crecido con él”, vecino

El tratamiento oficial es de choque: dosis extras de oxígeno y multivitaminas. Incluso, han abierto unas zanjas ‘in extremis’. Todo sea para salvar su árbol, aunque confían en que aguante al menos como su predecesor. Éste sólo fue vencido por los hongos a sus 146 años.

El propio Ibarretxe, exlehendakari del gobierno vasco,  recogió sus restos y, al pie de su joven sucesor, juró el cargo, como ya hiciera el primer lehendakari en 1936. Y como han hecho todos los demás.

Incluso, como ya se hacía en el siglo XIV, ante el primer roble de todos. El árbol de Guernica es, sin duda, el símbolo de las tradiciones, pero sobre todo de las libertades vascas.

Con himno propio himno, este robusto árbol ha vivido mucho. Sobrevivió al brutal bombardeo de 1937. También, en plena dictadura, en el año 64, abarcó el símbolo de la resistencia gracias a una foto que le sacaron en el Día de la Patria Vasca.

Incluso, en 1965, durante un tour exprés de Manuel Fraga por el País Vasco, éste fue a marcar terreno ante un roble que ha seguido, de padres a hijos, los cambios de la historia.

El único consuelo que le queda ahora es su linaje. "Tienen criadero impresionante de sucesores para el árbol", afirma un vecino. Aun con todos los problemas que está sufriendo, en Gernika dan por hecho que su árbol saldrá adelante.