A su llegada semblante relajado y sonrisa en la cara. Nada hacía presagiar que el expresidente tenía preparado más que un discurso, una monumental bronca. Empezó con los agradecimientos de rigor, lecciones de una democracia ideal y cuando el auditorio le escuchaba con tranquilidad, llegó el primero de todos. "La tendencia a banalizar lo importante y atribuir una importancia inmerecida a lo banal. Es pernicioso para la salud democrática que se difunda la sospecha general sobre todo y sobre todos".

Porque según Aznar la culpa de la desconfianza generalizada en la políticia la tienen tantos dimes y diretes. Concretando broncas, para unos más que para otros.  Nada de romper una nación, y mucho menos matarla. "No es aceptable que se exija del Gobierno, y en nombre de la paz, que los asesinos salgan a la calle sin pagar por sus crímenes".

Aznar reparte para todos. Y a los españolitos de a pie, también les cayó. El "circo de las protestas" que llenan las calles en contra de los recortes y el gobierno no le parece maduro ni responsable. Pero después del enfado, se ablandó un poco y agradeció los esfuerzos hechos y los que quedan.

Y como la cosa iba de emprender, que para eso fue invitado a la presentación de un libro del que ni habló. Usó lo del emprendimiento para cerrar labronca con una metáfora que le despidió entre aplusos.