Beatriz de Vicente ve muy importante que la niña fuera sedada regularmente, porque puede ser una pregunta muy interesante tanto para la acusación como para la defensa. Un exceso de sedación podría suponer un homicidio imprudente del padre, de la madre, o de ambos.

Además, también será muy complicado responder dónde y cómo murió, porque no se puede determinar ni una cosa ni la otra. Por último, no cree que tenga sentido preguntar si hubo algún móvil, puesto que la respuesta será obvia.