Con palmoteo de bancada y autobombo, Ana Botella remata su último pleno entregada y con ronquera incluida. Tres años en los que, literalmente, define su trabajo como básicamente cumplido. Su puesto como alcaldesa de Madrid, todo sea dicho, lo heredó sin más. Quién le iba a decir, apenas cuatro años antes, que lo de estar sentada en primera fila sería un suma y sigue. Como alcaldesa se le ha visto lucir camiseta atlética, casco de obra, hasta dar truquillos caseros.

Sin embargo, más allá de las peras y las manzanas, que la encumbraron. Su momento álgido lo alcanzó en Buenos Aires con el 'relaxing cup'. De todo menos relajante fueron sus semanas de vuelta. Sin la candidatura olímpica, Botella se fijó nuevos objetivos a lo grande.

Para la humanidad ha dejado su entendido chulapismo, como el que demostró cuando se enzarzó en el Ayuntamiento con Jaime Lissawetzky. Sin duda, el gran punto negro en su gestión fue la tragedia del Madrid Arena. Cinco niñas murieron en una avalancha que destapó a su paso negligencias encadenadas. Tres de los hombres de Botella perdieron el cargo, 16 personas fueron imputadas justo el mismo mes en el que Botella anunció que no sería candidata.

Desde entonces, Botella no ha parado de hacer campaña. Sin embargo, no ha hecho ni una mención a los 12 días de huelga de limpieza que convirtieron su ciudad en un vertedero urbano ni al hecho de que durante su legislatura los árboles se convirtieran en un auténtico peligro. Incluso la boina de contaminación le costó una demanda en los tribunales.

Aunque Botella también arrancó a pedales la bici pública madrileña, uno, al fin, de sus más aplaudidos legados. Se trata de una mujer de contrastes. En su último pleno ha destacado que "Madrid, la Comunidad y la Ciudad tienen el doble de renta per cápita que el resto".

No obstante, si esto no basta, está el último vídeo para ver Madrid bajo la mirada de la futura exalcaldesa Ana Botella.