Los primeros cinco días de la crisis del ébola han sido una sucesión de pasos a marchas forzadas, como si todo fuera a la carrera, faltando por momentos una cabeza visible que gestionara esta situación. Sirve como ejemplo la rueda de prensa en la que la ministra de Sanindad, Ana Mato, afirmaba que "lo que le puedo decir es lo que sabemos por los medios de comunicación".

Esa fue la última vez que Ana Mato habló en rueda de prensa, ya que la situación ha cambiado mucho en las últimas horas como ha reconocido el Ministro del Interior: "el Gobierno está llevando ahora una política de transparencia absoluta".

Es evidente es que al frente ya están otros, puesto que casi al tiempo que Rajoy llegaba al hospital Carlos III, conocíamos quién se estrenaría al mando de la crisis, la Vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, que afirmaba que "el Comité Especial estará dirigido por ella, junto a un comité de expertos".

En este punto, los que habían sido relegados durante días, pasaban a primer plano, creándose también una nueva hoja de ruta: reuniones al menos una vez al día, línea de crédito específico, nuevo protocolo...

El único díscolo ha sido Echániz, que acusa a los medios de manipular la información.

Nada que ver con lo que, precisamente desde su columna en prensa escrita, apunta Esperanza Aguirre. Porque ella no solo ve heroicos médicos y enfermeras, también errores políticos que habrá que depurar.

Ana Mato tiene comparecencia este jueves por la tarde en el Congreso para responder, 10 días después, por su gestión en esta crisis. Ese día se pierde así la reunión de urgencia en Bruselas para hablar con sus colegas de Sanidad por el mismo tema. Pero sobre su agenda, no  se sabe nada más.

Las reuniones del comité se apuntan sobre la marcha y en línea interna. Otra cosa son actos como el de ayer en el que muchos creyeron ver un desahogo. Sea como fuere, ni ella estará tan visible, ni tampoco su Consejero en Madrid.