La revista Closer revelará nuevas fotos sobre la relación de Françoise Hollande y Julie Gayet. Una relación que, según publican ya algunos medios franceses, habría comenzado en 2011, antes de que Hollande fuera presidente de Francia.

Además de nuevas instantáneas, la publicación dará nuevos detalles del supuesto idilio: rupturas y reconciliaciones, viajes al sur de Francia y una mujer, Valerie Trierwiter, en continua lucha por recuperar el amor de Hollande. Un enredo amoroso en pleno apogeo pero que, en Francia, no escandaliza.

La normalidad con la que lo ven los franceses es la misma con la que Françoise Hollande se refirió a ello en la rueda de prensa del pasado lunes: "Estoy en un momento doloroso pero tengo un principio: los asuntos privados, se tratan en privado. En una intimidad respetuosa con cada uno. Y este no es el momento ni el lugar de hacerlo".

Y mientras el presidente daba la mejor respuesta que un presidente podía dar ante tantos murmullos, la todavía primera dama francesa seguía en el hospital, afectada supuestamente por un ataque de tristeza. Precisamente hoy, que se cumple una semana de ese ingreso, la exmujer de Hollande, Segolene Roya, ha acudido a visitarla.

La diplomacia con la que parece ser afrontado el asunto no asombra, ni siquiera, a los periodistas: "Tenemos la costumbre de este tipo de historias con nuestros presidentes" afirma Flore, periodista de Paris Macht.

Porque antes de Françoise Hollande hubo otros. Por ejemplo Françoise Mitterrand. En 1995, durante su segundo mandato, no sólo se descubrió que tenía una hija secreta, sino toda una segunda familia. Y tanto la primera como la segunda velaron su féretro el día de su funeral.

Y qué decir de la historia de Nicolas Sakozy con Carla Bruni. Antes de Bruni, estuvo casado con Cecilia Ciganer, bisnieta de Isaac Albéniz, de la que se divorció a los pocos meses de llegar al Eliseo por infidelidades por ambas partes.

Teniendo en cuenta el legado amoroso que han dejado sus antecesores, puede entenderse que a los franceses la historia de Hollande no les haya escandalizado. Pero, ¿se han preguntado qué pasaría si en España ocurriera algo así?

Hipótesis aparte, lo cierto es que el supuesto lío de faldas de Hollande no ha afectado a su vida pública. Ocho de cada diez franceses piensa que todo este embrollo no tiene ninguna relevancia política.