Se llama Carlos Díaz Fernández, tiene 39 años y tal vez le conozcan porque se ha colado en varios platós de televisión. Hace seis meses se presentó ante la reina desnudo a las puertas del hospital Quirón, donde se encontraba ingresado el rey.

Sin embargo, lejos de la gracias y las anécdotas televisivas, está detenido y a disposición judicial por ser el responsable de decenas de amenazas de bomba en medios de comunicación y en una larga lista de inmuebles del patrimonio histórico español como la Catedral de Santiago de Compostela, la Sagrada Familia de Barcelona, la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada. Todo un recorrido por bienes turísticos españoles en forma de falsos avisos de artefacto explosivo.

Sus llamadas provocaron el desalojo de multitud de edificios y la correspondiente intervención de los Técnicos en Desactivación de Explosivos. Icluso el  día anterior a su detención alertó de bomba en el aeropuerto de Santiago y en el Rectorado de la Universidad compostelana.

Carlos Díaz Fernández tiene una obsesión en forma de delito continuado que ha tenido en jaque a la Policía desde hace varios meses. Ahora, se enfrenta a varios delitos de amenazas y desórdenes públicos que podrían provocar su ingreso efectivo en prisión.