José Ignacio Wert quizá sea el ministro con más frentes abiertos. Porque se le han acumulado las protestas desde que se propuso llevar a cabo su reforma de educación. Haconseguido el desprecio de los alumnos, que ni le dan la mano.

Además, se le han unido unos cuantos enemigos en todas las ramas de la educación. Su propio hermano, catedrático de Historia del Arte, se ha unido a las protestas por los recortes a la universidad, que desde 2010 recibe 6.300 millones de euros menos. Él sacó su clase a la calle y los estudiantes aprovechaban cualquier acto del ministro para protestar.

Además de catedráticos y estudiantes, los propios rectores de las universidades han pedido a Wert que dé marcha atrás a su subida de tasas y reducción de becas. Fernando Galcán, Rector de la Universidad de Alcalá de Henares considera que "es insostenible". Ha explicado que "lo que pedimos los rectores es la congelación de las tasas de grado".

Pero las protestas también han llegado a al educación primaria y secundaria. Porque las becas también se han reducido para ellos y este curso 578 alumnos menos se han quedado sin ayuda para libros de texto.

Menos ayuda para libros y también para comedor. Por eso, a mediados de septiembre, aún hay 30 niños de dos pueblos catalanes que no han empezado sus clases. En sus pueblos cerraron los colegios, y los niños tienen que ir a centros en otras localidades. No les da tiempo de ir a casa a mediodía para comer y sin ningún tipo de ayuda para comedor, llevarles a clase se convierte en un auténtico lujo para sus padres.

De hecho, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de alumnos denuncia mediante un informe que el precio de los menús escolares se ha incrementado, y que hay una diferencia de hasta cuatro euros y medio de comer en una comunidad a otra. 

Y nunca hay dos sin tres. Asi que si no hay dinero para libros ni para el comedor, tampoco lo hay para transporte. 21 niños de Fuensalida, en Toledo, recorren a pie los siete kilómetros que separan su casa del colegio por el arcén de una carretera de doble sentido, sin ningún tipo de seguridad.

La historia para ellos se repite desde hace ya tres años porque ni la Junta de Castilla-La Mancha ni el alcalde de Fuensalida se ponen de acuerdo sobre quién es responsable de poner a esos niños la ruta. Una de las madres lamentaba que "no sé de quién es la responsabilidad, pero que pongan ya la ruta". Con este panorama, la educación se ha convertido en la asignatura pendiente en España.