Hace ya más de diez años desde que a Isabel Pantoja "se le enamoraba el alma" en la Feria de Abril.  A la viuda de España se le volvía a enamorar el alma. Esta vez ya no era un valiente torero, sino un alcalde capaz de convertirse en el más corrupto en la historia de España.

Cinco años después del sonado romance, la 'Operación Malaya' comenzó a sacar a la luz borbotones de dinero negro blanqueado en la Costa del Sol, decenas de detenidos y en julio, las investigaciones metían en la cárcel a uno de los dos tortolitos: el entonces ya exalcalde de Marbella Julián Muñoz. Seis años y medio de prisión.

Pero ocho años después, el sumario  Malaya parece a punto de cerrar sus últimos flecos.

En las últimas dos semanas, han ingresado en la misma prisión en la que está Julián Muñoz, Mayte Zaldívar, su primera esposa, y el hermano de ésta. Hicieron y deshicieron con el dinero del exalcalde hasta que llegó "la otra”.

Y la otra lleva ya más de siete años inmersa en un auténtico via crucis judicial. La tonadillera fue detenida en su casa de Marbella en mayo de 2007. Abandonó los calabozos tras pagar 90.000 euros.

Se le devuelve el dinero porque el juez decide abrirle un procedimiento aparte. Durante éste, la cantante jamás  admite  error alguno o  arrepentimiento. E insiste en su solvencia económica antes de conocer a Muñoz, a quien asegura mantener.

Pero en 2010 se le  requiere una fianza de más de tres millones y medio  de euros por blanqueo de capitales. Pantoja asegura que responderá con sus bienes. Y en 2013 acaba la fase testifical tras 27 sesiones.

Sus fans acongojados, y Pantoja que sigue cantando “descender al infierno”. Pero su descenso a los infiernos comenzó cuando en abril del año pasado la Audiencia de Málaga la condena a dos años de cárcel.

Desde entonces, Pantoja siempre ha apurado los plazos judiciales para ganar tiempo y dinero y poder para pagar la multa por blanqueo de capitales, rebajada a 1.147.000 euros.

Su entorno familiar asegura que la tonadillera está hundida aunque, como los artistazos, en el escenario, Isabel sigue demostrando que sabe levantarse de cualquier caída, e incluso cantar, más alto, desde el suelo.