El juez Castro quiere saber si la infanta conocía la procedencia presuntamente ilícita del dinero que se transfirió desde la sociedad Aizóon a una cuenta de la que era cotitular con su marido. Sería clave para imputarla, y en esas anda Castro, un juez que ya intentó sentar a la infanta en el banquillo una vez.

El pasado 3 de abril, Castro imputó a la infanta convencido de que era lo correcto. Sin embargo, el fiscal Anticorrupción cree que doña Cristina no tiene nada que decir. Un mes y cuatro días después de su imputación, la Audiencia de Palma decidía que no era necesario oír su versión. La infanta se libraba del paseíllo, pero su abogado continuaba trabajando para dejarla totalmente "limpia".

El juez Castro acataba, a regañadientes, las decisiones de la Audiencia de Palma, pero nunca ha dejado de trabajar pese a las críticas. Hay quien ha hablado incluso de una cruzada contra el "juez que no se rinde".

Sin embargo, Castro no da nada por zanjado y quiere verse las caras con la infanta. Cada vez hay más indicios que levantan sospechas: transferencias de cuentas conjuntas de la pareja a cuentas cuya única titular era su alteza, documentos de Aizóon firmados por doña Cristina como titular al 50%, recibos de tarjetas de crédito, donaciones del Rey... Asuntos por los que será preguntada si finalmente hace el paseíllo.