El terremoto de las elecciones ha provocado un curioso fenómeno, el de los contratos en tiempo de descuento, adjudicaciones in extremis antes del cambio de Gobierno. En Madrid, 120 millones de euros después, diez años de obras, investigaciones de la comisión de Competencia, el Ayuntamiento ha adjudicado, por fin, la planta de tratamiento de gas de Valdemingómez para los próximos 11 años.

La concesión para el mobiliario urbano de la capital acaba de salir a concurso, una licitación que se firmará antes del cambio de Gobierno y que durará 12 años, beneficios, 50 millones de euros limpios para la adjudicataria.

El macroproyecto de la Ciudad de la Justicia de Madrid va por el mismo camino, la intención del Gobierno saliente es colocar esta obra de 1.000 millones de beneficio antes de la fecha límite, en julio. Todos estos casos tienen un denominador común, pagar indemnizaciones generosas si se para la concesión.

Madrid no es el único ejemplo, en Barcelona también apuran. Trias aprobó a cuatro días de las elecciones la licitación de material de Guardia Urbana, el aperitivo, 780.000 euros en chalecos para toda la Guardia Urbana.