Quien avisa no es traidor, y él lo hizo el día 1 de febrero de 2012 a las puertas de la cárcel de Soto del Real. Allí expresó que solo aspiraba a defenderse y ahora lo está haciendo, un año y cinco meses después de salir de prisión le ha dado por hablar y tiene para rato.

Afirma que se siente un preso político. Fue el magistrado Baltasar Garzón quien le envió a prisión por cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal, asociación ilícita, blanqueo de capitales y falsedad documental. Además le puso el nombre por el que hoy le conocemos: el número dos de la trama Gürtel, por detrás de Francisco Correa. Él cree que no es una trama sino una organización.

Crespo apuntaba a al comienzo de la trama a la relación de Correa con el marido de la hija de Aznar, "todo se inició por la amistad del señor Correa con el señor Agag, a su vez yerno del señor Aznar. A las cosas hay que llamarlas por su nombre".

Pablo Crespo tiene claro quién quería llevarse por delante a los dirigentes populares. "Vino a vernos a la cárcel un conocido abogado que decía formar parte del entorno de Alfredo Pérez Rubalcaba. Nos pidió cabezas, de políticos del PP, claro, y nos prometió que saldríamos de prisión", ha expresado. 

De momento no quiere dar el nombre del abogado y recuerda que cuando fue detenido estuvo 72 horas en calabozos a la espera de declarar ante el juez que estaba de cacería.