La política de pactos está de moda, y así lo refrenda el CIS que sigue otorgando un papel clave a Ciudadanos y Podemos en la formación de los gobiernos municipales y autonómicos.

Los comicios han servido de laboratorio de pruebas de cara a las futuras elecciones generales de diciembre, dejando un mapa electoral tras el 24 de mayo muy llamativo en las comunidades donde se celebraron comicios.

Entre las preferencias de los ciudadanos a día de hoy, según el CIS, están la pérdida de apoyo del Partido Popular en las tres comunidades que gobierna.

En Madrid, la apuesta preferida es un gobierno de coalición del PSOE con Podemos y lo mismo ocurre en Murcia, donde la opción mayoritaria la conforman socialistas, Podemos y Ciudadanos. La misma coalición que quitaría el poder al PP en la Rioja dando paso al escenario que vaticinó este verano el presidente del Gobierno.

En el caso de las comunidades gobernadas por el PSOE, los pactos postelectorales que se firmaron en junio siguen siendo la opción favorita para los encuestados, con la excepción de Asturias, donde los ciudadanos prefieren un gobierno en solitario del PSOE, sin contar con el apoyo de Izquierda Unida.

En Cantabria el pacto del Partido Regionalista de Revilla con el PSOE sigue siendo la opción más votada, y lo mismo ocurre en Canarias con el actual pacto de gobierno, o en Navarra donde el pacto de Geroa Bai, Podemos y Bildu cuenta con el respaldo mayoritario.

La fragmentación del panorama político hace presagiar pactos tras las generales, generando unos acuerdos apoyados por buena parte de la ciudadanía.

Los pactos en las alcaldías de las principales ciudades españolas han creado escuela. Esperanza Aguirre buscó pactar con todos los partidos para evitar que Ahora Madrid llegara al gobierno, mientras que en Valencia un tripartido consiguió que Compromís gobernara por primera vez la ciudad y desbancara a Rita Barberá tras 24 años como Alcaldesa.

Ada Colau en Barcelona, o Jose María González, Kichi, en Cádiz necesitaron también el apoyo de otros partidos para conseguir las alcaldías.

Los ciudadanos refrendan esos acuerdos valorando a los nuevos alcaldes como los políticos mejor valorados en sus respectivas ciudades. Con estos precedentes, el futuro gobierno de la Moncloa, saldrá de las urnas pero también de los despachos.