Era el sueño de Iñaki Urdangarin, darle a Cristina una casa a la altura de una princesa. Esteban Urrieztieta, periodista de investigación de 'El Mundo' reconocía en 'Más Vale Tarde' que "fue el rey quien indujo a comprar el palacete de Pedralbes". Literalmente, el rey le habría dicho:"¡pero cómo tienes a mi hija en un piso de trescientos metros cuadrados cuando ha vivido toda su vida en un palacio!"

Hasta que Pedralbes apareció en su vida, el joven matrimonio había vivido en un piso del barrio de Sarriá de Barcelona, la que era residencia de soltero de exjugador de balonmano. Pero como yerno obediente, Urdangarin se puso a buscar casa y entonces dio con ella.

Casa-Torre, de 1952, en la calle Elisenda de Pinós, en una de las zonas más exclusivas de Barcelona. La casa tiene más de 1.000 metros útiles divididos en dos plantas y un semisotano con tres plazas de garaje. Además, un jardín de 1300 metros cuadrados con piscina y zona deportiva. El precio, más de 5.400.000 euros, a lo que había que añadir el coste de la reforma.

Los Duques de Palma se habrían gastado 600.000 euros en reformas. Una gasto con el que ya contaba Urdangarin cuando, en 2004, le pidió proyecto financiero a un funcionario del Cuerpo Superior de Gestión Catastral que publica 'El Mundo'.

Bajo el concepto, 'ahorro', aparece la donación de 1.200.000 euros que le habría hecho el Rey, según Hacienda. A lo que se sumarían los ahorros de cada uno. También tendrían que sumar 1.783.000 euros que les aportó la venta del piso de Sarriá. Y luego, se echaban las cuentas.

La casa, con reforma incluída, salía por 6.388.000 euros, menos los 2.311.000 euros que tenían ahorrados y el 1.783.000 que obtuvieron por la venta de la casa. El resultado, lo que tuvieron que pedir de hipoteca: 2.293.708 euros a pagar en 30 años con cuotas trimestrales de 52.000 euros.

Una hipoteca que se hizo muy cuesta arriba para el matrimonio, y que habría hecho que en 2008 Iñaki Urdangarin aprovechara su fiesta de cumpleaños para pedir dinero al Príncipe.

El príncipe se habría negado a ayudarle y a partir de ahí empezó la caída. Ahora la vivienda está a la venta. La casa de Pedralbes ha pasado de ser el sueño de Urdangarin a ser, prácticamente, el peor de sus males.