Es Portixol. Mallorca. Lunes, 7 de la tarde. El juez José Castro está en un bar muy cercano a su domicilio particular. Una mujer rubia se acerca, conversan y acceden al interior. Alguien se percata y toma fotografías. El instructor del caso Nóos se está reuniendo con la acusación popular más enérgica: la abogada del sindicato Manos Limpias, Virginia López Negrete.

El encuentro dura menos de 15 minutos
La abogada toma un taxi y se dirige al aeropuerto. Recibe una llamada apenas una hora después. Al otro lado, un periodista del diario ABC, Javier Chicote, que convierte en portada la reunión.

Salta la polémica
Según el rotativo, el juez está poniendo en peligro su independencia al frente de tan delicado caso. Abogados, jueces y periodistas aseguran que la reunión informal de jueces, fiscales y abogados es un hecho normal.

Los propios protagonistas salen al paso
Castro asegura que en sus viajes ha 'tomado algo' incluso con el abogado de Diego Torres, el de Urdangarin o el fiscal HorrachPero surgen las preguntas.

¿Por qué otra vez sitúan al juez Castro en el centro de la noticia? ¿Casualidad o persecución? Eduardo Inda, periodista de El Mundo, tiene claro que todo es una maniobra de los servicios de inteligencia para apartar al juez de la causa del yerno del rey.

Los analistas se fijan en la calidad de las fotografías. Desde luego, no parecen las de un fotógrafo profesional de ABC. Y no lo son. Hablamos con el periodista que firma la noticia. Nos dice que no se trata de una persecución, que un amigo mallorquín se sorprendió ante la situación, hizo fotografías con su móvil y se las envió. Entonces, decidieron componer la noticia y generar el debate.

El propio juez se sorprende. Dice que un café o un gin-tonic no eliminan la objetividad y la independencia. Y argumentan que, si hubieran querido encontrarse en secreto, simplemente, hubieran buscado un lugar mejor que un bar donde todos conocen al magistrado.