La conversación más incómoda del día se ha producido en un tren. El príncipe Felipe, Mariano Rajoy y Artur Mas han inaugurado el AVE Girona-Figueres. Se han encontrado por primera vez desde que Mas fue investido president de la Generalitat y tras su tenso encuentro en Moncloa.

Los presidentes han viajado todo lo alejados que el poco espacio les ha permitido. La ministra Ana Pastor ha sido la encargada de romper el hielo. Deportes y dietas han monopolizado su conversación, de la consulta soberanista ni una palabra. Mas ha confesado que sólo hace natación un día a la semana, mientras que Rajoy dice levantarse todos los días a las cinco de la mañana para practicar deporte. Las cámaras sólo han podido grabar durante un minuto dentro del tren.

Una vez llegados a su destino, Rajoy y el Príncipe coinciden en que el AVE "ayuda a unir territorios" y "contribuye a superar las desigualdades territoriales". Mas, por su parte, se ha mantenido firme en sus quejas. "Cataluña es la que más paga y la que menos infraestructuras recibe".

Para la periodista Mayte Alcaraz, el papel de intermediaria que ha jugado Ana Pastor ha sido muy complicado. Juan Luis Cano sostiene que la conversación ha sido intrascendente y frívola. "No es necesario que tengan que romper el hielo, cuando se conocen perfectamente desde hace años. Yo habría aprovechado para lanzar mi mensaje, mi discurso de campaña".