Una reunión extremadamente dura, incluso violenta. Así fue la eurocumbre según sus participantes. El diario 'Financial Times' cuenta que la tensión entre Tsipras y Merkel para intetar entenderse fueron todo encontronazos, hasta el punto que Grecia estuvo absoultamente fuera del euro el lunes a las 6 de la madrugada.

Tras 14 horas de reunión todo estaba roto, no habia entedimiento y el acuerdo estaba mueto. El eurogurpo y Grecia estaban sumidos en un caos y el 'grexit' era la única salida. Tsipras había bajado los brazos ante la asfixiante presión de Merkel. Caras de fatiga, frutsación y seriedad entre los actores principales del encuentro. Era una ruptura histórica, hasta que un hombre decidió dar un golpe sobre la mesa.

"No tengo intención de abandonar la sala". Fueron palabras de Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, encargado de alzar la voz y tomar las riendas, con Tsipras y Merkel de testigos. La contundente frase en tono casi de amenaza fue un punto de inflexión porque obligaba a seguir negociando, pero no a cualquier precio.

Las disputas entre los asistentes continuaban: salvar a Grecia o dejarla caer. El culmen fue cuando entró en escena la salida temporal del Grecia del euro. Una propuesta de Schäuble, el ministro de Finanzas alemán que propició los reproches de Mario Draghi, con el que tuvo un enfrentamiento verbal que terminó con Schäuble encendido y gritando que no le tratasen como un idiota.

Fue entonces cuando se erigió la figura del pacificador, el primer minsitro frandes François Hollande, contrario al grexit, con esta frase: "Nada seria más humillante que dejar caer a Grecia, necesita la solidaridad de la eurozona". Fue entonces tras una maratón negociadora cuando finalmente se llegó a un acuerdo. Todos salían de la reunión con la sensación de que Tsipras ha quedado crucificado para la Eurozona.