El cadáver hallado por un pescador el pasado 23 de diciembre en la zona del Cabo Peñas (Asturias) es el de Sandra Bermejo. La noticia ha supuesto el fin de una investigación a la que todavía le falta por desvelar alguna incógnita, como la posible participación de terceras personas en la muerte de la psicóloga madrileña.

La Policía siempre ha sostenido que desapareció voluntariamente, una hipótesis que no acaba de encajar para la familia, que defiende que era una mujer vital y con planes de futuro. Esclarecer las causas de la muerte de Bermejo pasa a ser la prioridad de las autoridades en estos momentos.

Terminan así dos meses de incertidumbre, 57 días de intensa búsqueda que acaban con el peor final posible. Si bien en un primer momento el análisis dental descartó que el cadáver fuera de Bermejo, un posterior análisis de ADN ha concluido que sí eran los restos de la psicóloga madrileña.

Los familiares de Sandra Bermejo dieron la alerta cuando sus conocidos intentaron contactar con ella pero no contestó al teléfono. Esa misma tarde, le habían cancelado varias citas y tomó la decisión de última hora de salir a dar un paseo por Cabo de Peñas, una zona a la que acudía asiduamente, donde se le perdió la pista.

Tuvo que pasar un mes cuando la Policía halló sobre una roca junto al mar una camisa que coincidía con la talla de Sandra Bermejo, si bien los familiares de la joven no pudieron reconocer la prenda. Bermejo llevaba dos años afincada en Gijón, donde trabajaba en una clínica como psicoterapeuta.