Cada día, cientos de personas se saltan todos los límites legales, éticos y de seguridad para ganar seguidores e interacciones en las redes sociales.

El ejemplo más claro en los últimos días ha sido el de una influencer que se quita las bragas en un supermercado para dejarlas junto a la comida, aunque no es el único.

También hemos visto carreras ilegales en la autovía A-2, en Madrid, saltándose los límites de velocidad y todas las normas de circulación y poniendo en riesgo tanto la vida de quienes graban como la del resto de los usuarios de la vía.

No es extraño que este tipo de imprudencias acaben en tragedia. Hace una semana, una turista ucraniana murió al caer por un acantilado de 40 metros de altura en Benidorm mientras intentaba tomar un selfie.