El portavoz del Sindicato Ferroviario, Rafael Escudero, ha analizado en Más Vale Tarde el incidente que provocó el descarrilamiento de un tren en el túnel de Chamartín, para evitar que pudiese impactar con otro cargado de viajeros. Escudero ha destacado que en la cuesta de esta estación "no hay una inclinación del 30%, lo que hay es una declividad de 30 milésimas. Si fuese del 30%, en 100 metros se habría elevado la altura 30 metros, es un disparate". "Lo que hay es una declividad de 30 milésimas, es decir, que en un kilómetro sí que se produce ese desnivel de 30 metros. Con el 30% sería una cuesta que costaría subirla andando", ha añadido.
Sobre el descarrilamiento provocado para evitar la colisión, ha indicado que "los compañeros del Centro de Regulación del Tráfico accionaron los cambios con dos objetivos: para ver si reducía la velocidad y en el caso de que no la redujese, acabase saliéndose de la vía y no chocase con el otro tren que estaba esperando para que se liberase la vía".
En cuanto a la investigación que se ha abierto para esclarecer por qué ese tren que estaba siendo remolcado se soltó, Escudero ha comentado que "nosotros no somos partidarios de la investigación exprés, de esas que encuentran rápido un responsable y con eso se solucionaba todo". Sin embargo, también ha incidido en la de idea de que la investigación no debe "centrarse en una única cosa, sino en todas las cosas que han intervenido en el proceso".
Concretamente, Escudero ha señalado que "este vehículo, el 114, no lo mantiene Renfe, sino una constructora privada (...). Igual habría que investigar la dispersión de actividades, desviando los mantenimientos a empresas privadas, que provocan una desconexión con la empresa propietaria de los trenes".