Se les acaba el tiempo a los vecinos de Lalín, Pontevedra, para salvar la arboleda que inspiró 'Los pazos de Ulloa', la novela de Pardo Bazán. Si la Xunta no les da una respuesta la semana que viene podrían empezar a talarlos para que Unión Fenosa instale su línea de alta tensión.

Manuel pasea, quizá por última vez, entre estos castaños centenarios que conforman uno de los espacios naturales más importantes de Lalín, Pontevedra. Y los observa con cierta tristeza porque, si todo transcurre como está previsto, muchos de estos árboles podrían desaparecer.

La línea de alta tensión que Unión Fenosa pretende instalar aquí supondría la tala inmediata de más de 2.000 árboles. Una masa forestal de gran valor ecológico y que los vecinos se resisten a perder. Por eso muchos de ellos han vuelto a manifestarse. A pesar de la lluvia y el frío, unos 300 de esos vecinos mostraron este domingo su descontento por la decisión de acabar con algo que consideran parte de su vida. Y lo hicieron así, caminando bajo estos árboles que podrían tener las horas contadas.

"La empresa dice que tiene todos los permisos para poder realizar las obras ya", explica un portavoz de los vecinos.Y así parece ser... Unión Fenosa, la empresa encargada de esas obras, ha expropiado ya a unos 500 titulares de parcelas. Y allí, en medio de este  paisaje de un verde intenso, podría extender los 20 km de cable con una potencia de 132 kilovoltios que ademas pasarían muy cerca de varios núcleos de poblacion.

Por eso los vecinos quieren una alternativa, y se lo han pedido directamente al alcalde de la localidad que les prometió luchar hasta el final. "Yo voy a luchar para que, negociándolo con medio ambiente y patrimonio, nos den una posible alternativa que signifique no talar tantos castaños, aunque algún árbol habrá que talar", decía el alcalde.

Piden que la línea discurra enterrada, que vayan bajo la cercana Nacional-525 donde ya existe un tramo de línea subterránea. Una solución que, a priori, evitaría la tala masiva. Pero los ingenieros no aceptan y ellos se sienten abandonados porque ven que los trabajos avanzan sin freno.

"Siguen estacando y haciendo las mediciones pertinentes, es decir, ellos siguen trabajando [...] No hubo moratoria", explica el portavoz vecinal. Una moratoria que termina la semana que viene. Si no se encuentra una solución, pasear por aquí, aseguran los vecinos, nunca volverá a ser lo mismo.