El primer programa básicamente sirvió para presentarnos a las parejas concursantes: la primera de ellas, y desde ya mi favorita, la forman dos jerezanas que contestan a cualquier pregunta con el mismo refrán:
¿Cómo os llamáis?
Arrieritos somos y por el camino nos encontraremos.
¿Perdón? Solo preguntaba por vuestro nombre.
Arrieritos somos y por el camino nos encontraremos.
No quería mo…
Arrieritos somos y por el camino nos encontraremos.
Tenemos también un par de gogós, dos chicos que no se conocen de nada, una madre e hija, una jefa y su empleada… Y también dos nobles que se han rebajado a compartir esta experiencia con un grupo de plebeyos como nosotros. Gracias, no somos dignos.
Pero hay tres parejas que consiguieron brillar sobre el resto en esta primera entrega. Una la componen dos primos que se autodenominan frikis: “nos gusta hacer el mongolo”. No seré yo quien lo desmienta. Los primos nos dejaron el mejor momento del primer programa al decirle a unos nativos: “This is a spanish traditional dancing for you”, e inmediatamente ponerse a bailar capoeira y break-dance.
"Tengo 18 años, soy youtuber, influencer, instagramer y experto en moda”. Así habla Jonan, que junto a Priscila forma la pareja de “expertos en redes sociales”. Sospecho que “los expertos” no son los oficialmente "los frikis" porque ‘los primos’ se lo pidieron antes. A Cuco y Cuca (marido y mujer) no los veremos más al quedar últimos y ser esta una prueba eliminatoria. ‘Los cuquis’ eran un matrimonio algo ramplón cuyo único mérito para pasar el casting era ser la pareja con los dos nombres más maravillosos de la historia de la televisión.
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