Tintes folclóricos, pintorescas personalidades, desgana, duros enfrentamientos dentro y fuera de la cocina… Estos son algunos de los ingredientes de La Taberna La Goyesca, un restaurante castizo de Madrid para el que Pesadilla en la cocina y Alberto Chicote son su última oportunidad. Abierto hace 18 años, La Goyesca fue durante mucho tiempo punto de encuentro de actores, bailarines y personajes famosos del mundo artístico. Su ambiente folclórico cautivó a infinidad de clientes pero aquella época dorada acabó y hoy apenas mantiene a una mínima parte de su antigua clientela y son pocos los nuevos comensales que regresan. El detonante: la pérdida de ilusión y la desgana de Zoilo, su dueño, al que se añaden una extravagante combinación de personalidades que forman el caótico equipo del restaurante.
Manuela, veterana cocinera que lleva más de 10 años en La Goyesca, está desmotivada y ha dejado de cocinar con el encanto con el que antes lo hacía. Yolanda, mujer de Zoilo, intenta imponer la disciplina propia de su profesión de bailarina en el restaurante y aunque no participa del trabajo diario de la taberna, protagoniza duros enfrentamientos con la cocinera. Y Pascual, camarero y actor fanático de la ópera, canta a voz en grito en mitad de los servicios y molesta enormemente a clientes y vecinos con sus aficiones personales.
Atrapado entre la cocinera y su mujer
Alberto Chicote se enfrenta, el lunes en laSexta, a un trabajo desorganizado, una comida poco rigurosa y a unos tiempos más que imprecisos. Además, el ambiente no resulta nada agradable, ya que se han creado dos facciones en el restaurante para quienes los gritos o los malos modos en mitad de un servicio son algo habitual.
Por una parte Zoilo defiende a la cocinera y entiende que, como él, haya perdido la ilusión por el trabajo. Por otra Yolanda, que mantiene un duro enfrentamiento con ésta y que protege al camarero a pesar de que para su marido es un empleado incontrolable que molesta a los clientes con sus canciones y performances a pie de mesa. Una situación insostenible que convierte a Zoilo en un hombre atrapado entre la cocinera y su mujer y que hace de La Goyesca una taberna poco confortable.
Alberto Chicote tiene un duro trabajo por delante si quiere reflotar el restaurante y poner las bases para que La Goyesca vuelva a ser un lugar de culto entre los vecinos y un restaurante acogedor para artistas y conocidos.