Los agentes de Valencia han sido alertados por una reyerta entre personas de etnia marroquí. Acuden a la zona de ocio del puerto de Alicante, y en su llegada apenas encuentran implicados; la mayoría han escapado.

Uno de los retenidos desafía continuamente a la autoridad. Se niega a prestar declaración y vacila con que su padre también es policía, y con que conoce mejor que ellos sus derechos. Un agente, al que vacila, comienza a perder la paciencia.