El periodista Gorka Landaburu fue víctima de un atentado de ETA con una carta bomba. Al salir del hospital, Francisco Díaz se había convertido en su escolta. Ahora Gonzo vuelve a reunir a los dos para conocer su historia.
"Entré al hospital con un escolta y salí con dos", comenta Gorka en el vídeo sobre estas líneas, donde explica que tras recibir la primera amenaza se fue junto a su hermano "a un restaurante que tenían los jefes de ETA": "Le dijo 'vosotros veréis, atentos a las consecuencias'. Volvimos todo el viaje en silencio", recuerda.
El día que recibió la carta bomba, recuerda que se la quitó de las manos al escolta antes de que la terminara de analizar. Al día siguiente la abrió y, relata, "dije 'me han pillado'". La suerte que tuvo, señala, fue que la abrió detrás del respaldo de un sillón, que absorbió la mayor parte de la onda expansiva. Sin embargo, apunta, "tenía las manos deshechas completamente".
Gorka afirma que su escolta, Juan Carlos, cuando llegó al lugar "se puso a llorar, como si fuera culpa suya", pero que él le dijo que "la culpa es de los que han mandado la bomba, ETA". A la banda terrorista, les mandó un mensaje: "Me habéis destrozado las manos, me habéis dejado ciego del ojo izquierdo, cicatrices en todo el cuerpo, medio sordo, pero os habéis equivocado porque no me habéis cortado la lengua".
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Valencia, día uno
Así fue la discusión en el primer CECOPI para mandar la alerta a la población: "La dirección era un pollo sin cabeza"
"Lento" y "caótico" es como define el subdirector de elDiario.es en Valencia, Sergi Pitarch, el proceso de toma de decisión respecto al aviso a la población que tan tarde llegó aquella tarde.