Antes de ser 'Meta', la empresa que creó Mark Zuckerberg en 2004 respondía al nombre de Facebook. Veinte años más tarde, la empresa es mucho más que la creadora de los épicos zumbidos de Messenger, los 'me gusta' de Instagram o los audios WhatsApp.

Aunque sigue trabajando en mejorar estas aplicaciones, su carrera se centra en el Metaverso -universo de 3D con avatares de los usuarios y marca España en sus adentros-, la realidad virtual (RV) -Meta ha lanzado varios modelos de gafas de RV- y la IA -por ejemplo, los usuarios de Instagram pueden chatear con IA generativa-.

De hecho, se autodefine como un desarrollador de softwares que "crea tecnologías que ayudan a las personas a conectarse, encontrar comunidades y hacer crecer sus negocios", recoge su página de Linkedin.

En estos momentos trabaja (entre otras cosas) en el lanzamiento de Orion, el primer prototipo "completamente funcional" de gafas inteligentes de realidad aumentada. En palabras del creador, "las gafas más avanzadas del mundo".

Las gafas no necesitan de un teléfono o un computador portátil para funcionar, pero sí necesitan un disco informático inalámbrico del que no puede estar a más de 4 metros de distancia.

Aplicaciones que forman parte de Meta

Tal y como recoge la página web de Meta, sus principales aplicaciones son:

  • Facebook. La define como una aplicación que ayuda a conectar con amigos, familiares y comunidades de personas que comparten intereses.
  • Messenger. Para Meta va más allá que la primera porque "ayuda a conectarte con las personas que más te importan".
  • Instagram. Es "un lugar donde la gente pueda inspirarse todos los días" que hace que las personas "pueden expresarse, sentirse más cerca de cualquier persona que les importe y convertir una pasión en un medio de vida".
  • WhatsApp sirve para conectar al usuario "con las personas que más le importan, sin esfuerzo y en privado".
  • Meta Horizon es "una comunidad, juegos y eventos".

Facebook, el inicio de todo

La primera de todas fue Facebook. Lo que un día fue una aplicación para los estudiantes de Harvard va en camino de hacer 21 años. La idea partió de tres nombres propios: los estudiantes Mark Zuckerberg -actual director ejecutivo de Meta-, Dustin Moskovitz, Chris Hughes y Eduardo Saverin. Los cuatro lanzaron ‘Thefacebook.com’, red que estaba inspirado en una especie de anuario que se daba a principio de curso para que las personas pudieran conocerse entre sí.

Primero se abrió a otra universidades, pero en 2006 lo hizo al mundo. Un año antes llegaron las fotos a la red; en 2006 ‘News Feed’, que permitió a los usuarios ver las actualizaciones de sus contactos y de las páginas que sigue; en 2007 los anuncios; en 2008 el chat y en 2010 los grupos.

Dos años después, su dueño se dio cuenta que ciertas aplicaciones comenzaban a hacerle sombra y decidió tirar del golpe de talonario. En 2012 se hizo con Instagram, por una cifra entonces récord de 1.000 millones de dólares. Dos años más tarde con WhatsApp, por 19.000 millones de dólares.

La trayectoria de Mark Zuckerberg

Mark Zuckerberg, a quien la aplicación que creó le dio por muerto por un error. Nacido White Plains, Nueva York, un día fue estudiante de Informática en Harvard, prueba de ello es que el título lo ha recogido hace poco. Su nombré estuvo detrás de Facebook desde el principio.

Ahora lo está de Meta, pues la empresa cambio de nombre en octubre de 2021 "con el fin de reflejar todos los productos y servicios de su familia de aplicaciones, así como para centrarse en su objetivo de desarrollar experiencias sociales para el metaverso". Eso dicen ellos en la página web.

Este mismo portal indica que se "encarga de marcar la dirección general y la estrategia de producto de la empresa". También habla de su mujer Priscilla y de la existencia de la Iniciativa Chan Zuckerberg (CZI, por sus siglas en inglés), fundada en 2015 para "construir un futuro más inclusivo, justo y positivo para todo el mundo mediante la colaboración, la dotación de recursos y el desarrollo de tecnologías".

Justo o no, su patrimonio le convierte en uno de los hombres más ricos del mundo con la friolera de 177.000 millones de dólares (164.637 millones de euros) de patrimonio.