"Creo que debemos huir ya de identificar gratuidad con precariedad, que sea gratuito para el usuario forma parte de los grandes beneficios a nivel de la sociedad del bienestar que hemos conseguido", afirma Isabel Moreno, directora del Colegio Público Port de Xàbia, un centro que tiene lista de espera por sus métodos basados en la diversión donde, gracias los impuestos, los estudiantes tocan el ukelele, aprenden a cocinar y, la mayoría, no tiene que pagar un extra por comer allí.
Con imaginación han conseguido organizar las clases para que haya menos alumnos por profesor y así mejorar la atención, pero demandan más medios. En sus aulas conviven hoy hasta 25 nacionalidades de diferente origen: "Comparten aulas los niños y niñas de los propietarios de las casas con los de las personas que trabajan en el servicio doméstico", explica Moreno. Lo que en este centro es un orgullo, en otros dibuja una cruda realidad. En el vídeo sobre estas líneas, laSexta Columna analiza con expertos hasta qué punto el modelo de escuela pública y concertada genera desigualdades.