Durante la Guerra Civil, había nacido el 'buen rollo' entre los dictadores de España y Portugal. Cuando el ejército de Franco toma Badajoz, cientos de pacenses intentaron huir de una muerte segura cruzando a Portugal. Sin embargo, explica José Manuel Corbacho, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, "las autoridades portuguesas estaban dando facilidades a los golpistas para apresar a los refugiados y devolverlos a territorio español con destino incierto".
Sin embargo, en Barrancos, un pueblo en la raya entre Portugal y España, un militar decidió crear campos para refugiar a los españoles, en vez de enviarlos de vuelta a su posible muerte y los vecinos, solidarios, los alimentaron con lo poco que tenían. "Entre las poblaciones rayanas los vínculos siempre habían sido muy fuertes, por eso la población de Barrancos se volcó", afirma Corbacho.
Gracias a la solidaridad de aquel pueblo portugués, los refugiados lograron volver a zona republicana. Nuestros vecinos habían desafiado a su dictador para ayudarnos. "El tópico dice que España y Portugal siempre han sido dos pueblos que han vivido de espaldas, creo que en la frontera, siempre ha existido una convivencia entre las poblaciones", señala.