Con una dosis de machismo rancio, la dictadura franquista explicaba las ventajas de la concentración parcelaria. Quería pocas fincas y en pocas manos. Con el paso de los años, el régimen derivó las tareas de divulgación en Plinio, un conejo de dibujos animados cuyo cuento perseguía desmontar el ambicioso proyecto de reparto de tierras de la República.
"Es un modelo de agricultura industrial y globalizada que hoy se promueve desde todas las políticas públicas", explica Daniel López, del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (CSIC). En este vídeo, laSexta Columna analiza cómo se benefició de esta política agraria la familia del banquero Joan March, que costeó el golpe de estado del 36 y ahora es una de las mayores latifundistas de España.