Para descubrir qué pasó exactamente cuando el 'Sierra Aránzazu' se dirigía a Cuba, laSexta Columna sigue el rastro del contramaestre del barco, el gallego Isidro Vilas, hasta su nieto, Rubén Abal, al que su abuelo le contó lo que pasó cuando él tenía 9 años.
El 13 de septiembre de 1964, Isidro navega en el 'Sierra Aránzazu'. A la una de la tarde, un avión de la guardia costera americana sobrevuela a poca altura el barco y sus tripulantes. "Él me dijo que no le habían dado mayor importancia", comenta Rubén en el vídeo sobre estas líneas.
Sin embargo, unas horas después, vuelve a ocurrir algo extraño: "Estaban cenando y lo que recuerda es que una lancha había rodeado el buque en una primera ocasión", recuerda Rubén. Luego, "un potente reflector había iluminado el nombre del barco, el 'Sierra Aránzazu'".
Los marineros no entienden lo que está ocurriendo. Unos minutos más tarde, la confusión se convierte en pánico. "Se colocaron dos lanchas, a babor y a estribor, las cuales empezaron sin previo aviso a descargar cañones de bajo calibre y ametralladoras ligeras", apunta Óscar San Jacinto, hijo del radiotelegrafista del mercante.
"A partir de ahí era un poco todo locura, intentar salvarse unos a otros, intentar ayudar a los compañeros que estaban en el puente", cuenta Rubén, a lo que Óscar añade que su padre consiguió alcanzar al capitán: "A pesar de tener tres impactos de extrema gravedad, le pidió que le pusiera en pie para seguir comandando la nave y animar a la tripulación". Sin embargo, asegura que "no pudo con él, se cayeron, no podía sostenerse en pie".
El ataque de aquellas lanchas no solo provoca heridos, los disparos también causan una explosión en una chimenea del 'Sierra Aránzazu', lo que deja a los marineros desamparados. El radiotelegrafista no puede pedir ayuda, el fuego se propaga imparable y las lanchas atacantes vuelven para terminar su siniestro trabajo.
Óscar señala que después de la segunda ráfaga es cuando intentan evacuar la nave: "Consiguieron bajar una de las barcas y meterse todos, algunos de ellos con graves heridas". De hecho, explica que "a uno un impacto le arrancó el brazo, literalmente, otro tenía un enorme agujero en el estómago, otro el meñique colgando". Además, afirma que "la barca tenía capacidad para todos, pero tenía entre 10 y 12 agujeros de bala".
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En las imágenes del 'Sierra Aránzazu' horas después del ataque, se aprecian los restos de los 800 balazos recibidos.