Entre las piezas que no terminan de encajar diez años después del asesinato de Isabel Carrasco, la pistola también genera dudas incluso entre quienes juzgaron el caso. "El propio fiscal comentaba que era curioso que nunca se esclareciera de dónde habían sacado las armas", apunta Susana Martín, la periodista que entrevistó a las asesinas en la cárcel .

La versión de Montserrat González es que consiguió el arma homicida a través de un traficante, después de preguntar en un mercadillo en Gijón. "La policía ve que el número de serie está borrado y no puede rastrear el historial del arma con el que se comete el crimen", comenta el periodista Mateo Balín. Con el registro borrado, los investigadores necesitan encontrar al vendedor, pero, señala el periodista Javier Calvo, "el toxicómano muere y el muerto siempre tiene la culpa de todo".

"Luego está el tema de que el padre de Triana era comisario en Astorga y podía tener acceso a armas", indica por su parte Susana, que asegura que "no se ve a dos pijas yendo a un mercado de gente yonqui a comprar un arma. Yo, conociéndolas, no las veo", sentencia.