Mediante la ley de 'vagos y maleantes', la justicia franquista perseguía a los homosexuales, a los que incluso encerraba en campos de concentración como el de Tefía, situado en medio de la isla de Fuerteventura y que funcionó hasta 1966.
"No había muros, no les hacía falta porque es un desierto y cualquiera se escapaba de allí", comenta en el vídeo sobre estas líneas Antoni Ruiz, que preside la Asociación de Expresos Sociales y conoció a algunos de esos presos que pasaron por Tefía. "Fuerteventura fue una colonia agrícola, la idea era enseñar a cultivar y se convirtió en un campo de concentración, simplemente picaban piedras y comían pan y agua", apunta por su parte el escritor Guillermo Portilla.
Octavio García, superviviente del campo de concentración de Tefía, recordaba que había "hombres que llegaban allí con 80 kilos y se quedaban pesando 45, 50 kilos. Las palizas que yo vi allí". "Les destrozó totalmente la vida, salieron muy tocados físicamente y mentalmente", comenta Antoni.
La represión no paró ni siquiera cuando el dictador murió. En 1976, el propio Antoni pasó tres meses en cárceles que vuelve a visitar con laSexta Columna. Su delito fue ser homosexual. "El policía que estaba de guardia, un gris, metió a un preso en mi calabozo y le dijo 'con este puedes hacer eh lo que quieras que es maricón'", explica, Antoni, que asegura que "ahí fue donde sufrí la primera violación, la primera noche".
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