En España, la fórmula para fijar el precio de la luz es muy complicada. Tanto, que ni siquiera el ministro de Industria y su secretario de Estado logran ponerse de acuerdo sobre cuánto subió la electricidad el año pasado.
Además, en diciembre, el ministro Soria ofrece un ejemplo práctico de lo complicado que le resulta al Gobierno tomar decisiones sobre el sector más estratégico para la economía de un país.
El 2 de diciembre de 2013, Soria asegura que no tiene ninguna intención de subir la electricidad. Al menos la parte que depende del Gobierno. Sin embargo, su discurso empieza a cambiar hasta completar la metamorfosis en diez días. "La luz subirá, espero que no más del 2%", afirma el ministro. Al final, la subida en el recibo de la parte que depende del Gobierno, es del 18%.
Y, ¿cómo se traduce esto en la factura que nos llega a casa? La parte fija de la factura, la potencia contratada, vuelve a subir. Eso significa que aunque gastemos menos energía, pagamos más.
Tanta subida es consecuencia de un mercado tan complejo como opaco, que manejan casi en exclusiva tres grandes empresas privadas. Ellas, ante los ataques del Gobierno, contraatacan señalando al Ejecutivo como causante de las subidas de la luz.