En el Irak posterior a la primera Guerra del Golfo aterrizó Alberto Martínez, un nombre cuyo eco busca laSexta Columna en un lugar al que es difícil acceder: la sede del Centro Nacional de Inteligencia. Allí, se puede ver un cuadro que contiene los rostros de los ocho protagonistas del ataque que se cobró la vida de siete agentes del CNI en Irak, entre ellos, esbozando una sonrisa, Alberto.
"Alberto llevaba más las labores de recabar información, mantener relaciones con agentes políticos, con el régimen, con otros diplomáticos. Era la persona que buscaba la información que podía interesar a España para manejarse en el país y para garantizar la seguridad de la embajada", explica Mónica García Prieto, periodista y amiga de Martínez, en el vídeo sobre estas líneas.
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Román, nombre ficticio, es uno de los pocos miembros del CNI en activo que ha hablado para una televisión, aunque sin mostrar su cara por motivos de seguridad. Conoce bien el trabajo que desempeñaba Alberto, el jefe de aquel operativo en una Irak que era un reto para cualquier servicio de inteligencia. "Desde el punto de vista político, era una dictadura feroz, criminal, en la que el disidente era perseguido, torturado y asesinado", recuerda.
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